Uno de los problemas
más comunes e incómodos que nos encontramos al pasear a nuestros
perros es el de “tirar de la correa”. Da igual el tamaño, raza,
edad o sexo del perro aunque, claro esta, no es lo mismo que lo haga
un carlino que un mastín napolitano.
La hora del paseo
debería ser algo relajado y cómodo para ambos, perro y propietario,
no algo que nos genere más estrés y nos haga sentir mal al llegar a
casa.
En los casos en que la
conducta ya esta establecida suele existir un problema de base: de
pequeño el cachorro era muy gracioso tirando y no se le daba
importancia, pero ahora que ha crecido es un incordio y cada paseo es
una lucha constante.
Una mala elección de
las herramientas para el paseo, como una correa demasiado corta,
collar o arnés inadecuado, etc., puede contribuir a establecer el
problema o que este se agrave.
Los paseos relajados
sin tirar de la correa forman parte también de la educación del
perro desde cachorro, como podría ser una conducta higiénica
correcta, un horario de comidas, un sitio donde dormir, que no
moleste mientras comemos... o, lo que es lo mismo, forma parte de las
pautas básicas de convivencia.
Pues bien como casi
todo en la educación del perro, conseguir que no tire de la correa
consiste en establecer un hábito en los paseos de no tirar, y
enseñarle todo lo que esto conlleva.
Cómo podemos
conseguirlo es muy sencillo. Existen múltiples técnicas que deben
aplicarse desde el primer paseo para no tener un problema en el
futuro, aunque también sirven, en caso de que ya esté establecido
el problema, para su reeducación (aunque su eficacia puede tardar
algo más).
Voy a resumir una
técnica que considero muy efectiva y fácil de aplicar.
Primero deberíamos de
contar con las herramientas adecuadas:
- Correa de unos 3 metros.
- Collar de cuello ancho y acolchado o arnés.
Para aplicar este
sistema debemos coger la correa por el final con una mano, y con la
otra regular su longitud, para que la correa quede combada pero sin
arrastrar, y seguiremos de esta forma a nuestro perro por el parque
mientras investiga y hace sus necesidades.
Mantendremos un ritmo
cómodo para nosotros y, en el momento que notemos que aumenta la
tensión en la correa, realizaremos una parada suave quedándonos
quietos hasta que esa tensión desaparezca por decisión del perro,
momento en el que iniciaremos la marcha de nuevo.
Ojo, no se trata de dar
tirones. Debemos mantener esta técnica durante todo el paseo y a lo
largo de varias sesiones. Poco a poco observaremos que con esta
técnica el paseo se convertirá en algo relajado para los dos.
Ejemplo de collar tipo Canny Collar |
Conseguido esto, puedes
acortar la distancia de correa si la consideras excesiva, pero, en mi
opinión, como mínimo la correa debería de tener unos 2 metros, y
repetir el trabajo anterior.
Nuestro amigo aprenderá
en poco tiempo que si quiere llegar a algún sitio (otro perro,
olor...) deberá hacerlo de forma tranquila y relajada.
Como he comentado
antes, recomiendo una longitud mínima de 2 metros de correa. Os
recuerdo que en el paseo el perro debería tener libertad para
investigar e interaccionar con otros perros si quiere, y no ir en un
“junto” militar a nuestro lado, eso no es pasear.
Para las personas que
no se vean capacitadas para realizar este trabajo existen en el
mercado varios collares/ronzales o arneses anti-tiro (tipo Halti,
Canny Collar, arnés Easy Walk...) que impiden que tire. A priori
este tipo de herramientas no enseñan al perro a no tirar, solo lo
impiden, pero pueden ser un primer paso para la aplicación de la
técnica expuesta si el problema ya esta establecido y es muy
consistente.
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