El post de hoy quería dedicarlo a otro de esos pequeños detalles en la vida cotidiana de nuestros perros que no solemos darle mucha importancia, pero si lo analizamos, la tiene y mucho. Y no es otra cosa que la correa y su buen uso. Esto lo puedo ver en el gran numero de consultas que recibo sobre “problemas” que se pueden corregir simplemente con un buen uso de la correa.
Si solo nos fijamos en
el titulo del post (“La importancia del buen uso de la correa”),
seguramente seguiremos en las mismas, pensando “vaya tontería, que
importancia puede tener”, “lo importante es que no se rompa”,
etc. pero si empatizamos un poco con nuestro perro, si nos ponemos en
su lugar, nos damos cuenta de que a nadie le puede gustar mucho salir
a dar una vuelta y tener que estar pegado a otro, no es agradable
sufrir tironcitos continuos, tener una tensión continua en el
cuello, por mínima que sea, etc. Cualquiera de nosotros solo con
estos pocos ejemplos de forma continua tendría una mala reacción en
algún momento, se angustiaría...
La correa es comunicación directa con nuestro perro |
Muy pocos propietarios
de perros se paran a pensar en la verdadera importancia de un buen
manejo de la correa y en que esta reúna las condiciones de longitud,
ligereza, firmeza o seguridad necesarias. Muchos casos de
agresividad, reactividad, miedo, ladridos compulsivo hacia otros
perros o personas, y también ansiedad o exceso de estrés, tienen su
origen en un mal manejo de la correa por nuestra parte. En otros
muchos casos también se pueden llegar a producir lesiones físicas y
daños en el cuello del animal, que por otra parte es una de las
zonas más sensibles a nivel oseo y con más terminaciones nerviosas
del perro.
Aunque sea difícil de
creer, la correa es una línea directa de comunicación con nuestro
perro, a través de ella transmitimos infinidad de información a
nuestro amigo.
Elegir la correa y collar adecuados
Si dejamos que tire
para llegar al parque o ver otros perros, le estaremos comunicando
que esa es la forma de llegar, cuanto más tire antes llegará, y con
esa ansiedad que generamos, le estaremos diciendo que es la forma de
pasear. Para evitarlo más de uno intentará dar tirones de la correa
con la esperanza de que cese esa situación, frustrando aún más a
su can y pudiendo producirle alguna lesión física. Por otro lado si
nos fijamos bien, cuando se produce una agresión o reacción
agresiva ladrando entre dos perros atados o incluso hacia personas,
normalmente siempre existe primero una pequeña tensión en la correa
que con el tiempo le informa de que esté alerta, pelea, y si esta se
produce le acariciamos suavemente para calmarlo, con lo que
reforzamos más esa conducta. Pero esto son solo algunos de los
ejemplos que podríamos poner.
Tirar de la correa es un problema muy común |
Para manejar bien la
correa, primero debemos de tener las herramientas adecuadas. En mi
opinión una correa de 2-3 metros es lo ideal, un collar ancho y
acolchado o arnés. Personalmente prefiero el collar por la facilidad
que proporciona a la hora de dirigir a nuestro perro.
Ya estamos preparados.
No quites importancia
en algo que te acompañará toda la vida de tu perro. Evita problemas
antes de que se puedan producir. No quiero decir que no se puedan
producir de otra forma, pero así restamos probabilidades.
Consulta con un
profesional si es necesario, seguramente en una sesión te podrá
asesorar sobre todo lo necesario acerca de un correcto uso de la
correa. Y, como siempre, lo principal: disfruta de tu perro y él de
ti y de vuestros paseos juntos.
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