Ahora que ha pasado el
verano y el tiempo invernal ha llegado para quedarse, me parece buen
momento para hablar de los bozales. Lo que hoy escribo puede ser de
ayuda y a tener en cuenta en un futuro, el próximo verano.
Alguno os planteareis
que no tiene sentido la relación bozal-verano-calor, pero si seguís
leyendo veréis un pequeño o gran detalle a la hora de elegir bozal
que se suele pasar por alto y que seguramente es muy desagradable
para nuestros perros. Particularmente creo que ese detalle es
importantísimo para el bienestar del animal.
Muchas de nuestras
mascotas hoy en día utilizan bozal por diferentes motivos como evitar que coman cosas del suelo, o si han mostrado reacciones agresivas
hacia personas u otros perros, por simple precaución, etc. Otros, sin
embargo, y en aplicación de la ley 50/1999, de 23 de diciembre sobre
régimen jurídico de la tenencia de animales potencialmente
peligrosos (desarrollada por el RD 287/2002, de 22 de marzo), están
obligados a llevarlo.
Volviendo al inicio, no
paro de ver perros todo el año con bozal, y este casi nunca suele
ser el adecuado por tamaño y características, pero me produce sobre
todo especial preocupación ver perros que en pleno mes de julio a 35
grados a la sombra llevan puesto un bozal de nylon, de esos que se
ajustan al hocico haciéndoles difícil incluso respirar con
normalidad y otros que, aunque son del tipo “cesta”, lo llevan
tan ajustado que produce el mismo efecto que el anterior. Cualquiera
diría que lo compraron para el cachorro y se olvidaron de cambiar de
talla.
Un bozal inadecuado puede ser muy molesto para el perro |
Como siempre, parece
que nos falta empatía hacia nuestros compañeros de cuatro patas, y
es que como recordatorio y para quien no lo sepa ya: LOS PERROS
TAMBIÉN PASAN CALOR.
Escribo esto último en
mayúsculas porque es clave. Nosotros, entre otras cosas, regulamos
nuestra temperatura corporal eliminando el exceso de calor por la
piel, a través del sudor. Sí, los perros también pasan calor, y
tienen dos formas principalmente de regular su temperatura.
Por un lado por medio
de las almohadillas de las patas, eliminando el exceso de calor por
transpiración.
Por otro lado, por
medio del jadeo siendo este, sin duda, su mecanismo termoregulador
más importante. Todos hemos observado alguna vez que cuando hace más
calor nuestro perro saca la lengua, babea, jadea, respira más
fuerte... es este punto donde deberíamos darnos cuenta de la
importancia que alcanza la elección de un bozal adecuado, no solo
tener en cuenta que evite los puntos que enumeramos al principio.
En muchas ocasiones,
cuando el calor es excesivo para el perro no es suficiente con estos
dos sistemas de los que disponen y le sobreviene el temido golpe de
calor. Por eso creo que es tan importante que, si no queda más
remedio que tener que ponerle un bozal, este reúna las condiciones
adecuadas para cuidar la salud de nuestro amigo, y le permita abrir
la boca y jadear para regular su temperatura.
Lo ideal en estos casos
sería optar por la opción de un bozal de tipo “cesta” del
tamaño adecuado, es decir que le permita abrir la boca dentro para
poder jadear. Existen en el mercado unos bozales de este tipo, pero
que ademas por su estructura les permite incluso beber y recibir
premios por el tipo de aperturas que tiene, estos últimos son los
ideales, yo los utilizo cuando lo necesito (bozal Baskerville).
El bozal tipo Baskerville con la medida adecuada es la mejor opción |
Como apunte final es
interesante recordar que el bozal es algo antinatural y nuevo para el
perro, y requiere un proceso de habituación positiva: no se trata de
ponerlo a la fuerza y ya esta, esto suele traer más problemas y
alguna que otra discusión con nuestro perro.
Ya sabéis, si no queda
más remedio que poner bozal, tomaos vuestro tiempo en buscar y
elegir, por su salud. No tentéis a la suerte y evitad que los paseos
(en primavera, verano, otoño o invierno) sean un suplicio para
vuestro perro.
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